viernes, 28 de abril de 2017

Si pudiera no pensarlo dos veces

Lo habría intentado, de no ser porque ya lo había intentado una vez, pero está bien, ya no tiene sentido sentarse y preguntarse porque, porque ya has de saberlo ahora, no lo pienses dos veces, mira a tu ventana y ya no estaré, tu eres la razón por la cual sigo viajando, pero no lo pienses dos veces, está bien, no hay razón para que enciendas tu luz, la luz que nunca conocí, estoy en el lado oscuro del camino, pero yo desearía que hubiera algo que yo pudiera hacer o decir, para intentarlo y hacerme cambiar mi mente para quedarme, nosotros nunca supimos mucho sobre hablar al respecto, de todos modos, no lo pienses dos veces, está bien, no hay motivo de mencionar mi nombre, como nunca lo hiciste antes, no hay motivo para llamarme por mi nombre, ya no puedo escucharte de todas formas, yo estoy pensando y preguntándome, caminando por el camino, yo una vez amé a una mujer, el chico que yo era dijo: "Le entregué mi corazón pero ella quería mi alma", pero no lo pienses dos veces, todo está bien, hasta luego querida, donde me quedaré, no lo sé, adiós es una muy buena palabra, pero solo diré hasta la próxima, yo no estoy diciendo que me trataste mal, tu pudiste haberlo hecho mejor, pero no importa, tu solo gastaste mi valioso tiempo, pero no lo pienses dos veces, todo está bien.

sábado, 1 de abril de 2017

El infierno, entre el colchón y la comoda

Habían pasado ya un par de años desde que te fuiste, y todo seguía su camino, logré que me despidieran de más de siete trabajos, de los cuales era imposible ser despedido, cartero, contratista, carguero, paquetero, chófer, almacenista, y la lista sigue, fracaso tras fracaso.

Ese no era yo, buscando matar el tiempo, digo obtenía el dinero para comer y vivir, pero poco más, estaba demasiado disperso, no lograba sacarme de la mente tus últimas palabras, "Eres un imbécil". Pero lo que no puedo dejar de pensar, es el llegar a casa, el beso en la frente y esperar la cena, ¡Dios! sin la rutina yo no soy nadie.

Estaba descuidandome, la barba crecía, al igual que el cabello, si lograba recordarlo; me cortaba las uñas. Era un desastre, en ese momento solo pensaba una y otra vez "No puede vivir enojada para siempre", pero la verdad era esa, tu ibas a vivir enojada para siempre, y yo iba a vivir esperando que me perdonarás sin pedírtelo, pero no iba a pasar.

Y ahí estaba yo, recostado sobre el colchón, sin sabanas ni fundas, todo era un desastre. Las cortinas estaban cerradas, no entraba la luz exterior, y el ventilador estaba encendido, con su tambaleo ruidoso, el cual te había prometido arreglar, pero nunca lo hice. Pasaron tres días y dos noches, en las cuales solo me levante para comer, mear y defecar. La tercer noche decidí bañarme, tal, era domingo, y a la mañana siguiente tenía que ir a buscar trabajo, ahí fue cuando escuché la puerta abriéndose, esperé un momento y pensé si era una mala broma, nadie tenía llaves, más que tú, pero era imposible que fueras tú, no ibas a volver.

Pero así fue, volviste y yo pude sonreír, porque llegaste con un par de cervezas, y la cena, ese día fue mi día de suerte.