lunes, 15 de abril de 2013

Dave es ciego

Siempre han sido como 5 minutos... pero con la cabeza debajo del agua.

Nunca es fácil adaptarse a un cambio y más cuando es algo repentino, yo no podría nunca acostumbrarme nunca a nada, inclusive si el cambio fuera gradual, siempre me atiborro pensando en que sigue después tanto que llego a un punto en el que no me importa que es lo que viene después, llegando a mandar todo al carajo, pero me vuelvo a animar, sabiendo que mi meta siempre es la misma.

He adquirido una serie de habilidades y aptitudes, que no valen para nada, podría escribir un libro de como nunca lograr nada, siempre he realizado cosas con el temor a equivocarme, pero al final siempre alcanzo lo que esperaba, de una u otra forma puedo lograrlo, lo difícil sin duda es cuando no puedes arreglarlo, siempre es triste dar una noticia así.

Ahora, siempre hay alguien para ayudarte, les cuento una historia del pequeño erizo.

"Hoy decidí salir de noche, caminé junto al río, hasta el pie de la montaña. Me vi a mi mismo parado frente a la gran montaña, tenía ese aire de grandeza, ese sentimiento inalcanzable, yo sabía que no podía escalarla, después de todo, estoy metido en esta niebla que me limita la mayor parte del tiempo. Al no poder subir por la montaña me vi obligado a rodear por el borde, camine un par de minutos, y encontré una cueva, que parecía tranquila e inhabitada, me proyectó seguridad, y me quedé a pasar la noche. Al poco rato escuche un par de ruidos, pregunte que si quien estaba ahí, pero nadie respondió, el resto de la noche estuvo tranquila hasta que empezó a llover, y la tormenta trajo consigo los relámpagos que azotaban todo el lugar, iluminando la cueva de par en par. Uno de esos relámpagos me hizo ver una sombra extraña al final de la cueva, justo después escuche un ruido que venía de esa parte de la cueva, cada vez se escuchaba más cerca, y sentía una presencia inquietante, el ruido se hizo más fuerte, juraría que estaba a punto de ver que era lo que se acercaba, la oscuridad absorbió todo el momento, y un relámpago iluminó todo el lugar, dejando ante mi la figura de un ser con garras en sus manos, de aspecto extraño e impotente, le hable de frente y con voz firme:
-¿Quién eres tú?
-Soy un topo, mis amigos me llaman Dave.
-¿Puedo llamarte Dave?
-Depende de si quieres ser mi amigo.
-Estaría encantado.
-Entonces seremos amigos.
-Vale.
-Vale.
-Y, ¿Qué haces por aquí?
-Aquí vivo, te escuché llegar hace horas.
-¿Y por qué no me hablaste, en igual de llegar de sorpresa?
-Quería saber que era lo que tramabas, por eso me quede a la espera.
-¿No viste que simplemente soy un erizo buscando refugio?
-Yo no puedo ver nada, soy ciego.
-Eso no lo sabía, ¿Y como es ser ciego?
-Es igual a no ver nada, y ya. No puedo decirte más, porque te estaría mintiendo.
-¿Eres feliz siendo ciego?
-No necesito ver para ser feliz, mi olfato y mi tacto me han ayudado toda mi vida, a ellos les debo todo, y nada me hace más feliz que cavar en todas direcciones.
-Interesante, yo no puedo hacer muchas cosas, soy un erizo, solo se hacerme bolita cuando estoy en peligro.
-Vaya, si tan peligroso es el exterior, tal vez podrías dormir esta noche en la cueva, nadie entra aquí, y a mí no me molesta tu presencia, puedes quedarte.
-Vale.
-Vale.

Esa fue la primera vez que conocí a un topo, Dave era muy amigable, y servicial, a la mañana siguiente, me dio un trozo de una roca muy brillante que se encontró mientras excavaba, la usaré para decorar el tronco en el que vivo, si esta niebla me permite volver a mi casa, seguiré el río hasta llegar al gran sauce."