jueves, 21 de junio de 2018

En Obregón son las 2 de la mañana

Y en mi mente es verano por la mañana...

Despertando para ir a comprar fruta y huevos al mercado. Nunca se como elegir la fruta ni las verduras, simplemente las tomo con mi mano y las palpo, una tras otra, mientras sienta que me miran las personas de alrededor, más metódico me vuelvo, sigo con lo mio hasta que se distraen y simplemente echo el producto a la bolsa. Los huevos en las compras es lo más sencillo, simplemente tomas una cartera y no hay sorpresas.

Llegando a casa comienzo a desempacar el mandado, acomodándolo como pienso que es mejor. Después empiezo a picar la fruta, mientras caliento el sartén para preparar un omelet, todo como rutina, pero es lo que me hace feliz. Sin hablar nada, cuando hay suerte veo televisión, alguna comedia, nunca nada que requiera mi atención, las risas enlatadas son lo mejor para olvidar los problemas.

Tenía mucho sin escribir, estuve consciente todo este tiempo, pero no quería escribir, no quería atiborrarme, he estado atareado, o al menos eso me repito a mi mismo. La verdad es que lo extrañaba, el insomnio se vuelve presente, pero aunque siempre me estoy quejando por no poder dormir, me encanta no hacerlo; solo así puedo encontrarme con mi mismo, hablar cara a cara, lo que algunos llaman demonios internos, yo lo llamo petirrojo, mi pequeña conciencia-bestia, haciendo referencia a "Bluebird" de Bukowski y a "the beast in me" de Johnny Cash. Me llama por las noches, me demanda atención, y me reta, pero yo nunca hago caso, solo me gusta escucharlo, en el fondo el sabe que le ignoro y su venganza es no dejarme dormir, con sus cánticos y aleteo, he pensado en buscarle compañía, más no podría dejar entrar a nadie más, solo por que sé que en el fondo es como yo, y acabaría por hacerle daño...

Esto termina aquí, no hay nada bueno como para escribir, al igual que esta entrada, los días son aburridos.