jueves, 12 de enero de 2012

El día que morí

Desperté en la mañana, al sentir un golpe en el pecho, un dolor indescriptible, subiendo de mi estómago hasta mi garganta, un dolor punzante e insoportable... de inmediato lo supe, era sangre.

Sentía como me ahogaba en mi sangre, al momento de toser y ver mis manos rojas cubiertas de sangre, supe que algo andaba mal, ese brillo carmesí en mis manos... sentí como el mundo se detenía, mis ojos se cerraban solos y mi cuerpo no me respondía...

Al abrir los ojos desperté en ese lugar que solía frecuentar hace tiempo, vi caras conocidas a mi alrededor, y la atmósfera se sentía muy tranquila, pero al respirar noté que algo estaba mal. Ver a las personas ahí conmigo me dio un sentimiento de confianza, seguridad y eso me reconforto. Encendí un cigarrillo y cerré los ojos, y dejé que el humo hiciera lo suyo.

Al volver a abrir los ojos me vi en mi pieza, con las manos llenas de sangre, y sentí otro dolor en el estómago, el dolor hizo que llevara mis manos hacía mi estómago, y baje la mirada para ver que tenía un objeto, parecido a una tubería de acero atravesando mi costado...

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