A veces no siempre podía ir a visitarla, y tenía que llamar, tal vez hoy día muchos no consideren un impedimento el hecho de hacer una llamada, están acostumbrados a hacerlas todo el tiempo, crecieron en una época en la que si quieres localizar a alguien solo lo llamas por celular y lo encuentras donde sea, pero para mi siempre ha sido diferente. Nunca soporte hablar por teléfono, para los que conocen un poco de telecomunicaciones, entenderán que algunas personas por el rango de frecuencia de su voz; las líneas telefónicas distorsionan la voz y hacen que se escuche una voz casi sintética, sin sentimientos y es difícil entenderla, fría y áspera, y bien ese era mi caso, hablando de la telefonía de hace un par de años, hoy día esto ya no pasa...
Pero no era solo eso, sino el hecho de tener que llamarla, escuchar cada timbre, esperando que ella estuviera en casa y contestara, cada timbre que sonaba era más triste que el anterior, eterno, y que nunca contestará... Volvía a llamar, con temor, y nunca contestaba, y ahí estaba yo con el teléfono de la casa sobre el pecho, tumbado en el suelo, deshecho.
A la luz de la oscuridad de una noche de derrota, no quedaba nada más, solo escuchar el timbre sonar cientos de veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario