Pero yo no lo comprendo, heridos de muerte desde que nacemos, y muy así, que cualquiera puede acabar con la vida de otro ser vivo. Y ahí estaba yo, bajo la fría noche, viendo como su mirada moría, viéndome fijamente, con el toque de Midas, muchos se lo hubieran lamentado, pero yo no, en el fondo, lo disfrutaba.
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